Cuentos y Leyendas

Ahí vienen los de la Mausser

La fría e inevitable tarde caía en este Santa Cruz Xoxocotlán, mientras por las gastadas calles se abrían paso groseramente los ululares de sirenas; atropelladamente informaban a los xoxeños que la policía patrullaba estos rumbos en un osado reto a la ciudadanía; ante los comentarios inconformes de los vecinos que comentaban por inercia la insolencia de “la escandalera”

 -ja´!!! Habrase visto tal insolencia, pá que sirve hacer tanto escandalo

 -si doña, esos policías “sinquehacer”…

 -nunca se había visto eso, esos policías que se creen…

 En mis adentros los recuerdos agolpaban mi conciencia cuando mi abuelo me contaba esta historia que hoy quiero compartir.

 -Eran los duros años de los 1911 mi niño; tu bisabuelo andaba metido en esas cosa de la política –dios me libre-  en esa época había un chinanteco llamado Sebastián Ortiz que andaba juntando gente para que un tal Juárez armara un ejército, ese que tanto mienta tu tío –que después fue presidente- pues de aquí de Xoxo se fueron varios a puebla a juntarse a “la bola”; -chamacos “sin quehacer”, hubo muchas lágrimas de sus madres y mucho dolor por los hijos y hermanos que se fueron… pero un día, un día mi niño, esos que se fueron, regresaron.

 Ahora hechos hombres, ahora montado cada uno en un caballo, con botas de cuero, carrilleras llenas de balas y todo mi niño… pero lo que llamaba la atención de todos era lo que traían en la espalda, un fúsil, de esos que les llaman máusser.

 En aquel entonces, no se hablaba de otra cosa por aquí, sus historias de guerras y de los muertos en el campo de batalla se hicieron muy populares, tanto que iban a sus casa a oír estas historias, pero sobre todo a ver los “maussers” esos fusiles de alto poder que en aquel entonces eran algo que no se veía muy a menudo, mi niño.

 En aquel entonces, Xoxo era un pueblo donde también vivía gente que se dedicaba a cosas no honorables, y Xoxo era un pueblo que protegía a los suyos, por eso la policía de Oaxaca no asomaba las narices x aquí, ni el ejército.

 Así que a tu bisabuelo se le ocurrió una de esas ideas que siempre se nos ocurren y terminan metiéndonos en “trancas”.

 Agarro a esa bola de revolucionarios y los nombro “topiles”, y en las noches salían en sus caballos revolucionarios y con sus “mosquetes revolucionarios” a recorrer el pueblo.

 En medio del escándalo nocturno a causa de los ladridos de los perros, por estos jinetes, la gente siempre decía en el interior de las casas “ahí vienen los de la máusser”, y ese mismo dicho lo usaban para amenazar a los delincuentes y malandros.

 Cuando en una reunión o fiesta la insolencia invitaba al desorden, como figuras fantasmagóricas y en una nube de polvo, siempre acompañado del ladrar de los perros, llegaban “los de la máuser” a poner orden con su presencia.

 Poco a poco estos señores se volvieron héroes locales y lograron que en Xoxo reinara la paz –y hasta que los jóvenes insolentes como tú, obedecieran a sus madres-

 Esos señores se hicieron de respeto, y lograron que el diablo dejara de tener sus sucios negocios por estos rumbos, y por un tiempo fue así…

 La cara de mi abuelo miraba al infinito como procesando las imágenes de aquel relato mientras ahogaba un suspiro en sus adentros.

 -si mi niño…esos pelados se volvieron leyenda.

Una leyenda que casi nadie ya repite…esa leyenda que un jinete termino, “el chaneke”… un pelado que también se hizo leyenda pero esa mi niño es otra historia que te contare algún día…

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