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¿Por qué celebramos el Día de Muertos los dos primeros días de noviembre?

Dentro de la cosmovisión indígena, en esta fecha ocurre el retorno transitorio de las ánimas o almas de los difuntos, quienes regresan al mundo de los vivos para convivir con sus familiares a través de sus ofrendas.Día de Muertos es la tradición de México en la que durante el 1 y 2 de noviembre de cada año se celebra el regreso temporal de los difuntos a nuestro plano. Varias versiones señalan que esta celebración existe gracias a la unión de la cultura prehispánica y la religión católica.

El Día de Muertos, dentro de la cosmovisión indígena, es el retorno de transitorio de las ánimas o almas de los difuntos, quienes regresan al mundo de los vivos para convivir con sus familiares a través de sus ofrendas. En la época prehispánica, varias civilizaciones como la mexica, maya, purépecha, totonaca y otras, veneraban a sus muertos al final del ciclo agrícola del maíz con distintos rituales. La historia cuenta que la muerte daba inicio al viaja hacia el Mictlán, que es el lugar de los muertos. Para llegar ahí, las almas deben pasar por diferentes obstáculos para llegar con Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, el señor y señora de los muertos, que son los dioses del Mictlán, y a quienes se les debe hacer una ofrenda para descansar por toda la eternidad.Pese a que diferentes versiones señalan que el Día de Muertos tiene su origen en la cultura prehispánica, la fallecida investigadora Elsa Malvido señaló que esta celebración tiene un origen católico y no prehispánico.

De acuerdo con la investigadora, quien trabajó en la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el altar de muertos, las calaveras azucaradas y los panes con forma de hueso son tradiciones que provienen de la Europa medieval, y son costumbres católicas y profundamente jesuitas. En un boletín del INAH, emitido en 2007, Malvido señaló que las fiestas de Todos los Santos y de Los Fieles Difuntos se crearon en Francia, en el siglo X, por el Abad de Cluny, quien rescató la celebración en honor a los macabeos el 2 de noviembre y dispuso el día anterior para celebrar a los santos y mártires anónimos. En ese día, se disponía en el templo de un inmenso altar en el que se exhibían las reliquias de los santos: huesos, cráneos u otros restos, la tierra donde fueron enterrados o una parte de la ropa que portaban. Estos eran considerados intermediarios del hombre ante Dios.

Por ello, en México durante la fiesta de Todos los Santos, los católicos recorrían la mayor cantidad posible de altares, para ganar indulgencias. Malvido puntualizó que la leyenda del origen precolombino seguramente fue inventada por los intelectuales mexicanos de la década de 1930.

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